jueves, 4 de noviembre de 2010

PREMIO PULITZER


KEVIN CARTER 1994 


En 1994, el fotógrafo documentalista sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudán), que recorrió el mundo entero. En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña.

La primera impresión que tuve al ver la fotografía fué de horror, una pobre niña sin fuerzas, hambrienta y a merced de un ave de rapiña, es un panorama cruel que deja sin aliento a cualquiera que presuma de tener sentimientos. Uno siente impotencia porque quisiera traspasar la fotografía y socorrer a la niña. El autor de esta imagen Kevin Carter, recibió un premio Pulitzer, uno de los máximos galardones que puede recibir una persona que se dedique al área de la fotografía, también recibió junto con el premio la crítica y el desprecio del mundo entero que lo cuestionó por no haber socorrido a la niña. El ver la fotografía le provoca a uno sentimientos de dolor, compasión, tristeza y mucha impotencia y también curiosidad por que uno desea saber qué pasó con la niña, si fue trasladada a algún Centro médico para que recibiera atención y si la salvaron, pero uno no quiere saber que el fotógrafo indolente simplemente se retiró, sin importarle  la pequeña y encima todavía recibe un premio, causando la indignación y la reprobación de todos nosotros.   Siendo honesta, también lo juzgué,  dejándome llevar por los comentarios generalizados.   Pero buscando más información sobre esta persona en internet pude descubrir  otra cara de él y creo que sentí por él la misma compasión que sentí por la niña hambrienta de la foto al conocer un poco de su historia…    Esto es lo que decía el artículo en la red: A mediados de marzo de 1993, Carter viajó con su colega Joao Silva, al sur de Sudán, un lugar destrozado por la guerra y el hambre desde la llegada al poder de los radicales islámicos. Carter y Silva eran dos de los cuatro integrantes de un grupo conocido como bang-bang, fotógrafos  especializados en retratar la brutalidad durante el fin del apartheid en suburbios como Soweto o Thosoka. Ken Oosterbroek y Greg Marinovich eran los otros dos integrantes de este Club. Cuando Carter y Silva llegaron a Ayod, este poblado funcionaba como feed-center, un centro de alimentación de la ONU y en ese lugar se concentraban miles de personas que sufrían desnutrición y enfermedades como la malaria. Carter y su compañero Silva se dedicaron por separado a tomar fotos del lugar y cuando se reunieron otra vez Carter lloró y le contó la escena de la niña hambrienta, esperó 20 minutos que el buitre entrara en plano, tomó la foto, espantó al ave y se marchó.  Durante el siguiente año Carter fue criticado severamente por los medios, grupos religiosos y por el mundo entero por no haber ayudado a la niña y acudió a toda clase de foros intentando dar su versión de los hechos.
Antes de la foto Carter era una persona que sufría severas depresiones, ya había intentado suicidarse y era drogadicto, consumía White pipe, su vida era caótica  y su trabajo estaba cargado de situaciones trágicas ajenas a él pero que repercutían en su persona afectándolo.
En 1994 Carter dejó a su amigo Oosterbroek y demás bang-bang en un suburbio de Johanesburgo y tuvo que retirarse a dar una entrevista porque días antes le habían comunicado la concesión del Pulitzer por esta foto. En su coche escuchó por la radio que sus amigos, a los que había ido a dejar momentos antes, habían sido heridos en una refriega y Oosterbroek había fallecido. Tres meses después de la muerte de su amigo recibió su premio Pulitzer y el día 27 de julio se suicidó, su nota póstuma decía: “He llegado a un punto en el que el sufrimiento de la vida anula la alegría… estoy perseguido por recuerdos vívidos de muertos, cadáveres, rabia y dolor… y estoy perseguido por la muerte de mi amigo Ken…”
Más tarde un compañero de Carter diría que el lugar donde se encontraba la niña en realidad era el lugar donde los habitantes hacían sus necesidades, y que en realidad estaba defecando y el buitre esperaba pacientemente a que terminara para devorar no a ella sino a lo que defecó.
Muchísima gente criticó también su muerte y algunos la forma tan cobarde de acabar con su vida, en lo personal sino hubiera conocido estos hechos tal vez habría opinado lo mismo, pero ahora pienso de manera diferente: que la niña verdaderamente fue una víctima de la guerra como tantos otros, a Carter  le tocó estar en el momento justo y preciso para captar la imagen, ese era finalmente su trabajo, no podemos saber qué paso por la mente de Carter,  nos resulta más fácil condenar a un fotógrafo que sólo hacía su trabajo, sin cuestionar a los responsables de la guerra, que son los verdaderos culpables y sólo buscan el poder y ocasionan la hambruna, la muerte y la destrucción, en vez de eso somos felices juzgando y cuestionando, cuando tal vez deberíamos preguntarnos qué habríamos hecho en el lugar de Carter.

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